5 consejos para elegir una buena miel

Para desayunar, merendar o cocinar, nos gusta la miel. Cremosos o líquidos, ecológicos o no, con más o menos sabor… hay para todos los gustos. Pero ante tantas opciones, ¿cómo saber cuál elegir? Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a encontrar la miel que más te conviene.

1. Comprobar el origen de la miel

Existen grandes diferencias en la calidad de las mieles comercializadas: abejas alimentadas con glucosa, mezcla de mieles de distintas procedencias, adición de jarabe de azúcar y otros aditivos. Su miel no debe haber sufrido tales modificaciones, debe ser natural. Para elegir bien su miel, prefiera los tarros que mencionan claramente el origen (Francia, Borgoña, Jura, Provenza) y confíe en las etiquetas IGP, AOC, AOP que certifican las condiciones de elaboración de la miel. La etiqueta ecológica también es una apuesta segura para elegir la miel adecuada, al igual que la indicación «Cosechada y envasada por el apicultor».

2. ¿Cómo se obtiene una miel monofloral?

Para ser monofloral, una miel natural debe estar compuesta por una parte predominante del néctar de una flor determinada. Una miel se considera monofloral si procede de la misma variedad en un 80%. Algunas mieles monoflorales se producen fácilmente en grandes cantidades, como la miel de girasol, pero la producción suele ser más difícil en el caso de las mieles de rododendro o frambuesa. Estas mieles, recolectadas de flores poco comunes, se producen en cantidades más pequeñas. Las abejas recogen el néctar a una distancia de hasta 2 kilómetros y lo llevan a la colmena.

3. La miel sólida es miel pura

La miel siempre se recolecta en forma líquida. Todas las mieles puras tienden a solidificarse con el tiempo, algunas al cabo de unas semanas, otras al cabo de unos meses (acacia, castaño). Este fenómeno es variable porque depende de la proporción de fructosa y glucosa (los dos tipos de azúcares) que contenga la miel. Las únicas mieles que no se solidifican con el tiempo son las mieles industriales a las que se ha añadido agua y diversos azúcares.

4. Una miel oscura es una miel de sabor fuerte

Todos conocemos la miel de acacia. Pero, ¿ha probado alguna vez la miel de lavanda o la miel de castaño? El primero, blanco y cremoso, es largo en boca y afrutado, mientras que el segundo, más oscuro y casi marrón, tiene un sabor fuerte marcado por un ligero amargor. En el mundo existen varios centenares de variedades de miel, así que no le faltará donde elegir para deleitar su paladar: romero, rododendro, calluno. En general, el sabor de la miel es proporcional a su color: cuanto más oscuro es el color, más fuerte es la miel. Así, puede sustituir fácilmente el azúcar por miel de girasol en sus infusiones y yogures. Es una miel suave que endulzará sus alimentos sin alterar demasiado su sabor.

5. En la cocina, prueba una combinación de miel y mostaza

Los bocadillos de queso de cabra y miel son muy conocidos y una auténtica delicia. Pero también recomendamos la combinación de mostaza y miel. Cuente una cucharada de miel por tres de mostaza y obtendrá una salsa perfecta para condimentar su filet mignon. De forma más general, puede utilizar la miel para glasear sus carnes y aves. Como postre, la miel es ideal para asar manzanas o piñas.

FUENTE: https://www.agrorigen.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *